Revista de la Academia de Derecho Fiscal del Estado de Baja California
En mi opinión, esas influencias externas alimentan a esa tan notable dolencia,
es decir, sin bien, el sistema mexicano de impartición de justicia, peca de ineficaz, esa
incapacidad, es alimentada por la noticia condimentada con ingredientes publicitarios
y de desprestigio, lo cual nunca será benéfico, para encontrar la solución a tan grave
problema.
Por el otro lado, los juzgadores se encuentran inmersos en procedimientos
jurisdiccionales, que por su estructura, se tornan lentos y nunca expeditos, plagados
de instancias que, si bien, son legales, también no van acorde a los tiempos, aunado
al hecho que los convierte en ineficaces.
No hay que olvidar que esa desconfianza, tiene un verdadero sustento moral,
como lo es, la idea o visión de falta de honestidad por parte de los encargados de
impartir justicia, situación que sin bien es existente, su erradicación es visible y
contundente por parte de los titulares de estos entes, no obstante ello, ese prestigio
acuñado por mucho tiempo, no ha sido modificado.
Como anteriormente se señaló, el problema de la desconfianza en las
instituciones de impartición de justicia, es un problema grave y desestabilizador dentro
de la sociedad, ya que el sentimiento de impunidad ante la comisión de delitos y
arbitrariedades, los primeros por parte de los particulares y las segundas, por
conducto de las autoridades, vienen a abonar a la desestabilización de las relaciones
intrapersonales y sobre todo a la estructura de la sociedad como tal, ante la firme
creencia de que cada quien hace lo que tiene en gana y, si tal actitud es ilegal, nunca
es castigada.
Como algunos datos recados para este ensayo, tomados de una encuesta,
realizada recientemente, se conoció que un 36 por ciento de los encuestados
opinaron que si un delincuente sujeto a proceso tiene dinero puede ser declarado
inocente en un juicio y un 48 por ciento opina que en México las leyes benefician a los
delincuentes.
338